A diferencia de lo que creían nuestras abuelas, un niño obeso no es sinónimo de un niño sano, ya que se puede estar gordo y mal alimentado.
Durante los primeros meses de vida (0-6 meses) la leche materna a demanda es el alimento ideal para el niño, ya que le aporta en cantidades suficientes, todos los nutrientes necesarios.
Esto ayuda a la prevención del sobrepeso.
Enseñe a su hijo buenos hábitos alimentarios desde el mismo momento que incorpora nuevos alimentos:
Ofrézcale alimentos variados y cada uno de ellos repetidas veces.
No sobrealimente al bebé.
No añada miel o azúcar a los sus biberones y frutas.
No agregue sal a su comida. Si lo hace, que sea sal yodada.

En la etapa preescolar y escolar:
Adapte su horario a la comida familiar.
Evite los "picoteos" entre horas, sobre todo si se trata de alimentos ricos en azúcares y grasas (chuches, bollería, patatas fritas).
Evite darle o negarle determinados alimentos como premio o castigo.
Acostúmbrele al agua como bebida, en lugar de zumos artificiales y refrescos dulces.
Proporciónele una dieta variada rica en verduras y frutas.
Fomente el ejercicio físico regular.
Limite el tiempo que el niño pasa frente al televisor a menos de dos horas diarias.
Evite llevarle a sitios de comida rápida.

Utilice buenas técnicas de cocción para toda la familia:
Cocine con poca grasa y evite las frituras.
Elija siempre la carne que no tenga grasa visible.
Enseñe a sus hijos a comer despacio y sin distracciones (TV, videojuegos, etc.)

- Toda la familia debe implicarse en la práctica de los buenos hábitos alimentarios y en el tratamiento del niño obeso, ya que éste es el marco natural para cualquier aprendizaje. Además, una alimentación sana es saludable para todos los miembros de la familia, tengan o no sobrepeso.
Enseñe a su hijo a comer con moderación y variedad: un poco de cada cosa y no mucho de una sola.

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